Política versus economía

Editorial

| 2023-12-30 08:34:04

El cierre del año 2023 nos deja con dos percepciones opuestas sobre la realidad económica en Bolivia. Mientras el optimismo estatal pinta un escenario idílico de crecimiento y estabilidad, la visión empresarial proyecta un panorama sombrío caracterizado por la escasez de dólares, problemas en el suministro de diésel, un riesgo país elevado y una disminución en el acceso al crédito.

A pesar de las afirmaciones sobre la baja inflación y estabilidad económica, el surgimiento del "mercado paralelo" del dólar ha puesto al sector empresarial en una posición difícil. La Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB) expresó su inquietud ante la situación actual, atribuyendo los desafíos a la crisis financiera mundial, la situación adversa en la región y factores internos, como la disminución de ingresos en el sector de hidrocarburos y la caída de las Reservas Internacionales Netas (RIN).

El comercio exterior, la industria manufacturera y el sector financiero se vieron especialmente afectados, marcando un año complicado para el empresariado. La menor disponibilidad de dólares, los rumores persistentes y los problemas en la comercialización de diésel generaron intranquilidad e incertidumbre en la ciudadanía, según la CEPB.

La falta de coordinación y consensos en el ámbito político también ha contribuido a la incertidumbre. Tanto la CEPB como el presidente de Cainco, Jean Pierre Antelo, criticaron la preferencia por la confrontación en lugar de buscar soluciones a los problemas económicos. La falta de apoyo real a las instituciones empresariales fue resaltada, acusando a las autoridades de convocar solo para la fotografía y no brindar el respaldo necesario.

El Centro Boliviano de Estudios Económicos (Cebec) proporciona cifras preocupantes, destacando la continua disminución de las reservas internacionales desde 2014 y su situación por debajo de los parámetros recomendados por el FMI. La salida de dólares por contrabando y otros factores ha afectado negativamente al sector privado, con una disminución significativa en la provisión de divisas.

El mercado del empleo también ha enfrentado desafíos, con una caída en los ingresos laborales y un aumento en la informalidad. A pesar de la aparente recuperación de la actividad económica, la colocación neta de créditos ha disminuido, atribuyéndose parte de esto al cierre de importantes entidades financieras.

En medio de este panorama, las MYPES se han visto obligadas a subsistir, sin experimentar mejoras significativas. La falta de claridad sobre las perspectivas para 2024, con posibles influencias externas como cambios en la política económica en Argentina, agrega una capa adicional de incertidumbre.

La falta de coordinación política y las dificultades económicas han generado preocupaciones legítimas. Es crucial abordar estos problemas con un enfoque colaborativo entre el sector público y privado para encontrar soluciones equitativas y sostenibles.