Lo
que iba a ocurrir el pasado domingo en Venezuela estaba tan cantado, que todos
los países, incluidos los gobernados por líderes de izquierda, eternos aliados
de la dictadura chavista, se anticiparon a pedirle a Maduro que no haga locuras
y que respete los resultados de las elecciones, que resultaron mucho más
aplastantes que lo esperado. Desde este espacio, le hicimos una recomendación
muy respetuosa a Luis Arce, pero no sólo se rehusó a pedirle a su colega
dictador que haga las cosas bien, sino que fue uno de los primeros en aclamar
el aberrante fraude de Maduro. El embajador de Bolivia en Venezuela, Sebastián Michel,
que sabe mejor que Arce lo que sucede en el país caribeño, ha tratado de
suavizar la torpeza del gobierno boliviano argumentando que el reconocimiento
expresado a la reelección fraudulenta, fue nada más que un acto de cortesía. En
otras palabras, saben como todos que fue fraude, pero optan por los buenos
modales que, lamentablemente, no tendrán retribución de nadie cuando le llegue
el turno a Arce.