Editorial

¿Es Donald Trump el problema?

¿Es Donald Trump una amenaza para la democracia de Estados Unidos? ¿Por qué resurgió luego de su derrota por escaso margen en las elecciones de 2024?...

Editorial | | 2024-07-24 00:10:00

¿Es Donald Trump una amenaza para la democracia de Estados Unidos? ¿Por qué resurgió luego de su derrota por escaso margen en las elecciones de 2024? ¿Si el candidato republicano desapareciera de la escena, cosa que estuvo a punto de suceder, se acabarían los problemas de la primera potencia mundial? ¿Es el magnate neoyorquino el principal dilema?

En menos de un mes han ocurrido dos hechos que hablan mucho del estado de la democracia estadounidense, la más antigua del mundo, una de las más admiradas y que ha servido de modelo para la comunidad de naciones, porque ha sido la que más ha protegido la libertad y ha fomentado la prosperidad de los individuos llegados de todos los rincones.

Ninguno de esos hechos han sido provocados por Trump. Se trata del atentado que sufrió el postulante republicano y que ha dejado una estela de dudas sobre la probidad de las instituciones norteamericanas. La actuación del servicio secreto, una unidad de élite que se ha hecho célebre en numerosas películas Hollywood, ha dado inequívocas muestras de improvisación, chapucería, falta de planificación y lo que es peor todavía, una politización que es típica de las repúblicas bananeras.

Si eso está ocurriendo en una entidad tan vital, existe el derecho a pensar que el mismo fenómeno está ocurriendo en todos los ámbitos. Y no se trata de imaginación, pues existen sobradas evidencias de que la justicia de Estados Unidos ha perdido el rumbo y, con tal de sacar a Trump del camino, ha incurrido en excesos que son muy comunes en el tercer mundo. No hablemos de la prensa, otra institución clave de la democracia, ha sido fundamental a la hora de acicatear la polarización, la promoción del odio y el incentivo de la violencia política, atribuida siempre a Trump, pero no a Biden cuando en enero pasado sugirió que había que eliminar a su contrincante.

El segundo hecho del que hablamos ha sido la patética telenovela que ha rodeado a la candidatura de Joe Biden, quien seguía empeñado en su postulación pese a que casi no puede hablar ni sostenerse en pie. Luego de un amotinamiento en las filas del partido demócrata, el veterano mandatario se vio obligado a dimitir no sin antes entregarle la antorcha de relevo a Kamala Harris, una figura que prácticamente ha estado ausente de la actual administración y su desempeño en general ha dejado mucho qué desear. Este comportamiento sugiere que la democracia norteamericana adolece de una crisis de liderazgo y de un caudillismo muy común en países inestables y propensos al autoritarismo.

Estados Unidos enfrenta el reto de recuperar el liderazgo a nivel mundial y volver a convertirse en uno de los baluartes de la democracia y de la libertad en el mundo, tan amenazada por regímenes que pretenden instaurar un nuevo orden que ni es democrático, ni es libre y mucho menos prometedor para el bienestar y la convivencia pacífica de la humanidad. Puede que esto no pueda lograrse si Trump vuelve a la presidencia, pero está claro que en el bando opuesto tampoco hay ninguna esperanza. Biden y su entorno son el mejor ejemplo.